NO ACEPTO

Red de trabajo sobre los matrimonios forzados

El cambio climático y los matrimonios forzados

Los problemas medioambientales parecen aislados de la violencia de género, sin embargo, la Relatora Especial sobre la violencia contra las mujeres y las niñas, sus causas y consecuencias, Reem Alsalem, sostiene que la degradación ambiental incrementa el riesgo e incidencia de la violencia contra las mujeres y las niñas, especialmente si se vincula con fenómenos sociopolíticos y económicos. Cabe recordar que los tipos de violencia se ven agravados por el sistema jurídico, la estructura de gobierno discriminatoria y por la distribución desigual del poder.    

Ahora bien, en el informe La violencia contra las mujeres y las niñas en el contexto de la crisis climática, incluida la degradación ambiental y la mitigación del riesgo de desastres y respuesta ante estos, se evidencia que el cambio climático aumenta las desigualdades existentes, genera nuevas vulnerabilidades y ante el impacto de los problemas ambientales, el acceso y eficacia de los mecanismos de protección se limitan e incluso se atenúa la capacidad para prevenir abusos.   

Por ejemplo, la probabilidad de sufrir violencia se multiplica cuando las mujeres y niñas están desplazadas o se encuentran en refugios de emergencia. También, al haber escasez de recursos vinculados con las secuelas ambientales o por la pérdida de los medios para sobrevivir tras un desastre natural, conlleva a la explotación sexual a cambio de alimentos u otros bienes. Asimismo, tras el colapso, el desempleo y la inestabilidad familiar, se incita a tomar medidas negativas y discriminatorias desde el punto de vista del género con tal de hacer frente a la crisis.   

En general, el cambio climático agudiza la pobreza de género e intergeneracional, sumando a la violencia económica, fomentando prácticas perjudiciales, tal como el matrimonio forzado.

Dicha praxis se utiliza para disminuir los gastos del hogar o para proteger a las mujeres solteras de un futuro incierto, como el daño a la reputación por exposición a la violencia sexual. Igualmente, se puede presentar el matrimonio infantil como una respuesta a esa situación de pobreza e inestabilidad, encaminando así al trueque de las menores, e inclusive como un modo de escape al riesgo de la explotación sexual, la trata, la migración forzada, entre otras formas de violencia. No obstante, este mecanismo ya es en sí un modo de violencia y permite que se desencadenen otras como el embarazo forzado o la violencia sexual.  

Lo antes expuesto se ha sospechado en dos casos, por un lado, en zonas devastadas por la sequía en Etiopía, donde se cree que varias familias hicieron acuerdos de matrimonio infantil a cambio de ganado. Por otra parte, en Mozambique después de los ciclones de 2019, también se presume de estas prácticas, como medio de soporte ante la crisis. 

Dentro de este orden de ideas, es necesario tener como base los derechos humanos para poder combatir dichas amenazas y violencias, reforzar los compromisos en igualdad de género, haciendo énfasis en la participación de las mujeres, niñas y jóvenes en la lucha contra el cambio climático. Además, se debe fortalecer la financiación, pues los fondos para el clima carecen de perspectiva de género y no son suficientes.  

Del citado informe emergen varias recomendaciones, donde es fundamental que todas las partes interesadas se comprometan. En cuanto a las conclusiones, se puede destacar el hecho de que la degradación ambiental acumulará secuelas sobre las mujeres y niñas, a menos que se responda de manera apropiada a cada contexto. Asimismo, se debe abarcar la violencia de género como parte del cambio climático y potencializar iniciativas inclusivas y multisectoriales. Finalmente, los desastres naturales y las consecuencias del cambio climático deben tratarse de forma integral, incluyendo la manera en la cual las identidades, las relaciones de poder y el género convergen, para así combatir la violencia contra las mujeres, niñas y jóvenes.  

 

Alejandra Brand Delgado // Experta en violencia de género

 

Este artículo fue publicado el: 23/11/2022

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